Actualidad Javier Díez
23/10/2009 Las paredes están cada vez más vacías.

Lo más habitual es leer en las biografías de los artistas que casi han nacido practicando su disciplina.
Bailarines que ya daban sus primeras volteretas en las tripas de sus madres, pianistas que descollaban en sus teclados de juguetes o pintores cuyos primeros garabatos dejaban con la boca abierta a más de uno. Hay otros, sin embargo, a quienes la necesidad de expresarse a través del arte los asalta en la madurez, ese momento de la vida en el que el cuerpo y mente piden un cambio. Como se lo pidieron a Javier Díez, un economista alcalaíno que pisa los 50 y que desde hace diez años combina su profesión con su pasión por los pinceles.

“La pintura ha sido un elemento cercano porque siempre he dibujado, pero en un momento se ha convertido en una necesidad muy importante de plasmar la realidad, lo que veía y sentía, algo que define mi vida, forma parte de ella y ya no me abandona. Me ayuda a conocer el entorno y a mí mismo. Y se conjuga muy fácilmente con mi vida profesional. Es un elemento conductor que da valor a mi existencia”, define Javier su incursión el arte, ese que hoy puede compartir con todo el que se acerque hasta la Casa Doncel de Sigüenza (Plaza San Vicente, 1), donde hasta el 4 de octubre expone su serie de cuadros que ha englobado bajo el título Valores.

No es la primera vez que Díez exhibe su obra en la vecina Guadalajara, donde también tiene una casa. Momentos y Serenidad han sido sus otras dos muestras alcarreñas. Y Sensaciones la única que hasta el momento ha enseñado en su ciudad, en el bar Gabana, aunque no la última. “Me encantaría exponer en Alcalá y creo que no tardaré mucho en hacerlo”, promete este convencido de que “la belleza está en el orden” y que ha encontrado en el valor su camino dentro de la pintura. “Lo demás es anecdótico”, asegura. “El valor en sus dos vertientes.

Estética, en relación a la cantidad de claro y oscuro, de luz y de sombra que hay en un cuadro, lo que define un color y lo que te da una visión que trasciende el mero hecho que representas. Pero también los valores filosóficos, sociales y morales que ayudan a una sociedad a progresar, a ser más abierta, libre
y democrática”, profundiza.

Al contemplar Armonía, Bondad o Tolerancia, tres de las obras que forman parte de la muestra, se puede terminar de entender lo que explica Javier, un pintor más racional que emocional.
La emoción está presente, pero de manera controlada y dirigida al objeto. Es lo que provoca que pintes determinada cosa, pero siempre con armonía y coherencia dentro del cuadro, matizada por el trabajo intelectual, elaborado mentalmente”, explica.

Desde sus comienzos en el taller Arte Alcalá, con un profesor británico que le ayudó a dominar
mejor la técnica de la acuarela, hasta hoy que ya maneja muchas otras y su mano se entiende mejor que bien con el pincel ha pasado una década. Tiempo en el que Javier también ha visto cómo las exposiciones de arte se masifican pero no por ello se entienden o absorben mejor.

La pintura es un ámbito muy minoritario y quienes nos dedicamos o tenemos alguna relación con ella desarrollamos una visión y unos conceptos más avanzados a la hora de observar un cuadro. Estamos muy acostumbrados a grandes exposiciones que se consumen como un artículo más pero se comprenden poco. Las vemos desde la mera satisfacción."

Es como visitar un montón de ciudades y hacerse la foto para constatar que estuvimos allí pero, ni la vivimos, ni conocimos su gente, ni nos comunicamos, ni nada. Ese gran consumo está favorecido por los medios e instituciones que lanzan las muestras como elementos de atracción turística. Pero la realidad es que las paredes de nuestras casas están cada vez más vacías y las pantallas de las televisiones son cada vez más grandes”, concluye.

por B.Baglietto.


Descargar el artículo Diario Alcala "La Última" miércoles, 23 de octubre de 2009



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